VISITA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A MEXICO

Todo México y en especial las Hermanas de la Providencia, nos alegramos con la venida del Papa a México. Pudimos experimentar su cercanía, ternura, misericordia para con todos pero en especial para con los enfermos, discapacitados, presos, migrantes, indígenas, mujeres. Su alegría y esperanza en los jóvenes mexicanos. Su amor a los niños y ancianitos.

El Papa tuvo una palabra, un discurso, una homilía para cada grupo. Tocó los temas que a los mexicanos nos interesaban ( migración, pobreza, exclusión, enfermedad, desempleo, violencia, derecho a la vida… ) y nos animó con sus palabras, sembró en cada mexicano una semilla de esperanza haciendo suya la frase “ hay que echarle ganas”. Su agenda estaba realmente llena y a cualquier lugar por donde pasaba encontraba la gratitud y el cariño de los mexicanos que velaban haciendo vallas humanas para verle pasar o filas interminables para poder entrar a los lugares de reunión. Otros le esperaban todo el día para saludarle a su regreso a la nunciatura apostólica, donde se hospedó cada día. Creemos que su fuerza realmente es una gracia del Espíritu pues cada mañana le veíamos radiante y sonriente dejando atrás el cansancio y entregándose por completo a su misión en esos 5 días de gracias para nuestro país.

No falto, por supuesto, una palabra para las consagradas, dedicó un momento especial y una Eucaristía para las consagradas, consagrados, seminaristas y sacerdotes. Nos recordó que como es nuestra oración así es nuestra vida. Nos pidió que a ejemplo de Jesús digamos con el testimonio de vida que Dios es nuestro Padre. Nos invitó a no caer en la tentación de la resignación. Y a valorar a nuestras hermanas que nos han precedido porque ellas tienen la sabiduría y la experiencia de Dios y de ellas hemos de aprender.

En la siguiente página, la Basílica de Guadalupe y el Papa orando un momento a solas ante nuestra Señora. Reunión con religiosos en el estadio Venustiano Carranza, en Morelia.

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